Teodoro Magallanes, oriundo de un
pueblo al que denominan la Atenas del Guárico, Zaraza. Me contaba hace unos días
las cosas que ocurrían en su oficina. Afirmaba que había personas que solo tenían
gríngolas y se dedicaban únicamente a cumplir con su trabajo. También me
comentaba que había otras personas que tenían una actitud colaborativa y que
ayudaban a todo el mundo en sus labores, incluso se olvidaban de su propio
trabajo.
En ese instante recordé que Peter Senge en su
libro “La Quinta Disciplina” aborda siete barreras que solemos encontrar en las
organizaciones. Teodoro identifico dos de esas barreras.
Yo soy mi puesto. Es una de las barreras que solemos encontrar en
las organizaciones. Personas que le tienen una lealtad a su puesto de trabajo,
sin mirar más allá.
Cambiando un poco el enfoque
podemos visualizarlo desde la perspectiva de un título universitario. Confundimos
lo que estudiamos con nuestra propia identidad. En cursos o talleres de los que
he asistido se les dice a los participantes que se presenten. La respuesta
generalmente corresponde a los títulos que tienen, estudios de postgrado, etc.
¿Si nos quedamos sin empleo? Muchas
veces a partir de esto debemos redefinir nuestra visión. Pero nos encontramos
con esa barrera limitante. YO SOY INGENIERO y no puedo hacer nada más.
Aprendamos cosas nuevas que no tengan nada que ver con nuestra
profesión.
Debemos como lideres hacer saber
a nuestro equipo de trabajo que su influencia va más allá de un cargo. Son pieza
fundamental para conseguir resultados grupales y alcanzar los objetivos de la
empresa. De esta manera y de forma gradual se van sintiendo que son parte de un
sistema, aumentando el grado de responsabilidad.
Por otro lado tenemos el polo
opuesto. La ilusión de hacerse cargo. Muchas veces nos encontramos con personas que
dicen llamarse “proactivas”, están dispuestas a hacerse cargo, asumir retos.
Le comentaba a Teodoro que una
empresa que había visitado deseaba reinventarse. En ese momento querían liderar
un proceso de digitalización en toda la empresa. Tenían dos opciones comprar
los sistemas informáticos o crear un departamento de sistemas computacionales y
realizar la transformación según los requerimientos internos. Algunos de los
directivos decían asumamos el reto, otros decían la mejor opción es outsourcing.
¿Será que en algunos casos ser proactivo es una reactividad disfrazada?
También le decía a Teodoro que podía
hacer una analogía del trabajo y la vida personal. Nos encontramos con personas
que se avocan a ayudar a sus amigos, hermanos, primos, pareja, conocidos, etc. Y
se olvidan de ellos mismos. Dejan de hacer sus propias cosas por colaborar con
los demás. Desde mi humilde perspectiva debemos de ocuparnos de nosotros para
poder colaborar con lo demás.
Una solución para esta situación es evaluar si los retos que
vamos a sumir valen la pena. Y por otro debemos
cumplir con nuestras responsabilidades para poder ayudar a los demás. Este
ultimo aspecto lo llamo autorespeto.
Claro que me gusto!!! Y lo comparto. Es importante cultivar la nocion colaborativa con auto respeto. Es importante observarnos y redireccionar nuestros comportamientos no funcionales.
ResponderEliminarClaro que me gusto!!! Y lo comparto. Es importante cultivar la nocion colaborativa con auto respeto. Es importante observarnos y redireccionar nuestros comportamientos no funcionales.
ResponderEliminarAsi es... en busca del equilibrio
EliminarExcelente. Si todos practicaramos el trabajo colaborativo en nuestras organizaciones y en nuestra vida diaria, todo sería más fácil y la carga más llevadera, gracias Edgar por compartir.
ResponderEliminarsi todos trabajaramos de esta manera influiria en nuestra vida diaria...
ResponderEliminarexcelente articulo que muestra casos que no solo están en una organización empresarial si no en nuestro que hacer diario. particularmente comparto el pensamiento de que "mientras mas puedas aprender" sin importar si corresponde a tu profesión o mejores herramientas tendrás para evolucionar como ser humano y partir de allí ayudar a otros
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