domingo, 25 de junio de 2017

Individualista Vs Espiritu Colaborador



Teodoro Magallanes, oriundo de un pueblo al que denominan la Atenas del Guárico, Zaraza. Me contaba hace unos días las cosas que ocurrían en su oficina. Afirmaba que había personas que solo tenían gríngolas y se dedicaban únicamente a cumplir con su trabajo. También me comentaba que había otras personas que tenían una actitud colaborativa y que ayudaban a todo el mundo en sus labores, incluso se olvidaban de su propio trabajo.

 En ese instante recordé que Peter Senge en su libro “La Quinta Disciplina” aborda siete barreras que solemos encontrar en las organizaciones. Teodoro identifico dos de esas  barreras.

Yo soy mi puesto. Es una de las barreras que solemos encontrar en las organizaciones. Personas que le tienen una lealtad a su puesto de trabajo, sin mirar más allá. 

Cambiando un poco el enfoque podemos visualizarlo desde la perspectiva de un título universitario. Confundimos lo que estudiamos con nuestra propia identidad. En cursos o talleres de los que he asistido se les dice a los participantes que se presenten. La respuesta generalmente corresponde a los títulos que tienen, estudios de postgrado, etc. 


¿Si nos quedamos sin empleo? Muchas veces a partir de esto debemos redefinir nuestra visión. Pero nos encontramos con esa barrera limitante. YO SOY INGENIERO y no puedo hacer nada más.

Aprendamos cosas nuevas que no tengan nada que ver con nuestra profesión.

Debemos como lideres hacer saber a nuestro equipo de trabajo que su influencia va más allá de un cargo. Son pieza fundamental para conseguir resultados grupales y alcanzar los objetivos de la empresa. De esta manera y de forma gradual se van sintiendo que son parte de un sistema, aumentando el grado de responsabilidad.

Por otro lado tenemos el polo opuesto. La ilusión de hacerse cargo.  Muchas veces nos encontramos con personas que dicen llamarse “proactivas”, están dispuestas a hacerse cargo, asumir retos. 


 Le comentaba a Teodoro que una empresa que había visitado deseaba reinventarse. En ese momento querían liderar un proceso de digitalización en toda la empresa. Tenían dos opciones comprar los sistemas informáticos o crear un departamento de sistemas computacionales y realizar la transformación según los requerimientos internos. Algunos de los directivos decían asumamos el reto, otros decían la mejor opción es outsourcing. ¿Será que en algunos casos ser proactivo es una reactividad disfrazada? 

También le decía a Teodoro que podía hacer una analogía del trabajo y la vida personal. Nos encontramos con personas que se avocan a ayudar a sus amigos, hermanos, primos, pareja, conocidos, etc. Y se olvidan de ellos mismos. Dejan de hacer sus propias cosas por colaborar con los demás. Desde mi humilde perspectiva debemos de ocuparnos de nosotros para poder colaborar con lo demás.


Una solución para esta situación es evaluar si los retos que vamos a sumir valen la pena. Y por otro  debemos cumplir con nuestras responsabilidades para poder ayudar a los demás. Este ultimo aspecto lo llamo autorespeto.

 
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Edgar Salvador Millán Torres

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lunes, 5 de junio de 2017

¿Existe la Felicidad Laboral?



Hace unas semanas un buen amigo me comento que tenía muchos problemas en el trabajo. Sentía que no lo tomaban en cuenta. Cuando necesitaban consultar algo de su departamento le formulaban las inquietudes a otras personas. Ya para él se había tornado el trabajo como un fastidio.

Le comente que si había escuchado el término “FELICIDAD LABORAL”. Me observo con una expresión de incredulidad, aunado de una sonrisa de burla y aires de sarcasmo.  Le reforcé la idea diciéndole que debemos integrar en nuestra planificación estratégica personal un objetivo que este orientado a la felicidad laboral y se mostro un poco más interesado.



Le dije que el día tiene 24 horas. Dicen los expertos que 1/3 de ese tiempo debemos emplearlos para dormir y reponer energía. Nos quedarían 16 horas efectivas que la distribuimos en distintas actividades trabajo, estudio, ocio, familia, etc.
El otro tercio del dia lo utilizamos en las labores del empleo. Son muchas las horas que debemos estar en nuestro trabajo. Es allí donde me pregunto porque debemos estar amargados, estresados y de mal humor.

¿Podemos ser felices en nuestro empleo?

Muchos estudios afirman que todo es cuestión de actitud. Además existen muchas variables exógenas que no podemos controlar. En el entorno nos encontraremos con elementos que nos pueden influir. Pero nuestro estado de ánimo es nuestra decisión y existen herramientas que nos permiten cambiar el enojo a tranquilidad.

Le dije a mi amigo que podríamos utilizar algo que se llama ancla que consiste en tener nuestro recuerdo feliz. Ese pensamiento que nos proporciona un estado de felicidad. Puede ser una situación, sensación, paisaje, sonido, olor sabor o la mezcla de todo lo enterior. En nuestros pensamientos todo es posible. Podríamos incluso agrandar la dimensión ese recuerdo. Te lo aseguro ¡Nuestro estado anímico mejorara muchisimo!



Al hacer ese pequeño cambio contribuimos a cumplir con el objetivo estratégico personal de la felicidad laboral. Si queremos que el mundo cambie debemos empezar por nosotros mismos.

Ya han pasado algunos días y mi amigo está viendo su trabajo desde otra óptica. Incluso ya está animando a sus compañeros de trabajo a que encuentren su recuerdo feliz.

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Edgar Salvador Millán Torres

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