Hace unos días estaba conversando con una amiga en el sitio
donde hago Crossfit. Le contaba que el hecho de ir a entrenar era
como una especie de ritual para mí. Es un momento de desconexión donde todos
mis sentidos están orientados a ese momento, no existe situación económica, política
o social.; no existe otra cosa, solo entrenar, es un autoregalo.
Una de las dimensiones que toma en consideración el modelo
de Inteligencia Emocional propuesto por Daniel Goleman es la Regulación
Emocional, es decir gestionar las reacciones que tenemos ante cierta emoción.
Una de las alternativas para la regulación emocional es
realizar cualquier actividad física y las razones son múltiples. Primeramente,
hasta el humor nos cambia, ya que liberamos las llamadas hormonas de la
felicidad, endorfinas; además permite aumentar la autoestima con el
cumplimiento de objetivos de manera progresiva.
Específicamente el crossfit es un sistema de entrenamiento donde prevalece la fuerza y
acondicionamiento, donde los ejercicios son constantemente variados,
realizándose a una alta intensidad, entrando en juego distintas disciplinas
deportivas como Gimnasia, halterofilia, carrera, etc.; incluso los movimientos
son aplicables a la vida diaria.
Es importante
mencionar que el crossfit está basado en el trabajo en equipo, siendo una
motivación extra. Cuando te quedas rezagado en el wod y crees que no puedes más, viene parte de la manada a
animarte, en una sola voz: ¡tú puedes!, ¡falta poco!, ¡una más!. Aunque no me
crean las fuerzas salen de donde menos imaginamos llevándonos al límite, terminando
un wod que parecía imposible y así de manera progresiva vamos aumentando nuestra
autoconfianza.
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